SÍNDROME DE LA RECAÍDA
Manejar
los síntomas del síndrome
agudo de la pos abstinencia (SAP) es el mejor método de prevención de recaídas.
Sin embargo, cuando ya se encuentra en un episodio
disfuncional, podría ser demasiado tarde para utilizar
tal método, y va a necesitar de ayuda para estabilizarse y detener el progreso
de la recaída. Lo primero que hay que hacer es usar un ambiente adecuadamente
controlado donde usted se puede proteger de la crisis inmediata y de la
disponibilidad del alcohol o la droga. Si el episodio es menos severo, pasar
algún tiempo en un ambiente tranquilo y silencioso será probablemente suficiente para que
pueda comenzar a revertir el proceso. Si la situación es moderadamente severa,
podría ser necesario pedir vacaciones en el trabajo y planear algún tiempo
lejos de lugares y personas que hacen el problema peor.
Si los síntomas de la recaída son severos,
podría ser necesaria la hospitalización antes de que se empiece a actuar o consumir o antes de que ocurra un colapso
severo de otro tipo. Algunas veces las personas en un episodio disfuncional
agudo creen que si no actúan o consumen se van a volver locos o a suicidarse.
Usted necesita reconocer de antemano
que existen otras opciones disponibles. El tratamiento de internamiento es una
de esas opciones. Es mejor escoger entrar a un programa de internamiento para
prevenir consecuencias severas que tener que ir a un programa de
desintoxicación.
Hay personas que preferirían morir antes de volver a
consumir o actuar. Esta es la razón por la que la tasa de suicidios entre los alcohólicos en
recuperación es alta. Esto es muy triste porque es posible recuperarse del
consumo del alcohol o la droga o de la actuación, pero no es posible
recuperarse de la muerte. Si alguna vez usted siente que
su vida está en riesgo porque el dolor es tan severo que el suicidio es una
opción, busque ayuda INMEDIATA. Existen otras opciones que no son tan evidentes
para usted debido a su dolor. Es importante
que usted esté consciente
Y recuerde que
no existe ninguna etapa en la cual no se pueda interrumpir el síndrome de la
recaída si usted sabe cómo reconocerlo, si usted se da cuenta de que existen
opciones constructivas en
lugar de las destructivas, y si acepta que puede escoger.
LAS FASES Y LAS SEÑALES DE
ALERTA DE LA RECAÍDA (Síntomas
de la disfunción externa)
El proceso de
la recaída hace que la
persona en recuperación sienta dolor y malestar cuando no está consumiendo o
actuando. Este dolor y malestar pueden llegar a ser tan severos que la persona
en recuperación llega a ser incapaz de vivir normalmente cuando no consume o
actúa, y siente que consumir o actuar no puede ser peor que el dolor de estar
en sobriedad. Terence Gorski identificó en 1973 treinta y siete señales de
alerta antes de una recaída por medio de
entrevistas clínicas con 118 pacientes en recuperación. Estas personas tenían cuatro
cosas en común:
1. habían completado un programa de rehabilitación
para alcohólicos de una extensión de entre
21 y 28 días.
2. habían aceptado de que eran
personas en recuperación que no podían hacer uso del alcohol o las drogas.
3. habían sido dados de alta con la convicción de
permanecer permanentemente sobrios acudiendo a AA y a la consejería
profesional.
4. eventualmente habían recaído a
pesar de su compromiso inicial de permanecer sobrios.
Los síntomas
más frecuentemente reportados en esta investigación clínica fueron reunidos en
un diagrama de recaída que muestra
las señales de alerta antes de una recaída. Estos síntomas fueron divididos en
10 fases.
Fase I: Cambio Interno:
Durante esta fase me veo bien exteriormente, pero
comienzo a emplear viejos patrones
adictivos de pensamiento y de manejo de mis sentimientos que me hacen sentirme
mal dentro de mí mismo. Las señales
de alerta más comunes son las siguientes.
1.
Aumento del estrés. Comienzo a
sentirme más estresado que de costumbre. Algunas veces como resultado de un
problema o situación que es fácil de identificar. Otras veces como resultado de
pequeños problemas que hacen que el estrés aumente lenta y gradualmente.
2.
Cambio en el
pensamiento. Comienzo a pensar que mi
programa de recuperación no es tan importante como solía ser. Algunas veces las cosas van tan bien
que no creo necesitar esforzarme mucho en mi programa. Otras veces tengo
problemas porque mi programa de recuperación parece estarme ayudando y entonces
me pregunto, "para que seguirme molestando con él?"
3.
Cambio en los sentimientos. Comienzo
a tener sentimientos desagradables que no me gustan. Algunas veces me siento eufórico, algo así
como si todo me estuviera saliendo como yo quiero, aunque sé que en realidad no es así. Otras veces me
siento deprimido como si nada me saliera bien. Sé que estos cambios de estado
de ánimo no son buenos para mí.
4.
Cambio en la conducta. Comienzo
a comportarme de forma diferente. Todavía me veo y siento bien exteriormente, pero yo sé que dentro de mí no estoy practicando el programa
como solía hacerlo. En mi interior sé que algo anda mal.
Fase II. Negación.
Durante esta fase, dejo de prestar atención y de
decirle honestamente a los demás lo que estoy pensando y sintiendo. Las señales
de alerta más comunes son las siguientes.
1.
Preocupación acerca de mí mismo. Me siento mal acerca de los cambios en
mi pensamiento, sentimientos y conducta.
Este malestar viene y se va y por lo general solo dura un corto tiempo. Algunas
veces me temo de que no voy a ser capaz de mantenerme sobrio, pero no deseo
pensar acerca de ello.
2. Negación de que estoy preocupado. Me enfrento a este malestar de la misma forma en que
me enfrentaba a mi adicción—entro en
negación y me trato de persuadir de que todo está bien cuando en realidad no lo
está. Algunas veces la negación funciona y me puedo olvidar de mis problemas y
sentirme mejor por un rato. Por lo general no me doy cuenta de que estoy usando
la negación. Es tan sólo cuando pienso
más tarde acerca de la situación que me doy cuenta de que tan mal me estaba
sintiendo y de cómo negué esos
sentimientos.
Fase III. Evitar a
otros y actitud defensiva. Durante esta
fase, trato de evitar a cualquier persona o cosa que me fuerce a
ser honesto acerca de cómo
mi pensamiento, sentimientos y conducta han cambiado. Si me confrontan directamente, me pongo a la defensiva
y no puedo escuchar lo que los demás están tratando de decirme. Las
señales de alerta más comunes son las siguientes.
1.
Creer que nunca
volveré
a consumir alcohol, drogas o a actuar. Me convenzo a mí mismo de que
no necesito
poner mucha energía en mi programa de recuperación hoy porque probablemente
nunca volveré a consumir
o a actuar. Tiendo a mantener esta creencia solo para mis adentros. Algunas
veces tengo miedo de decirle a mi
consejero o a otras personas en recuperación acerca de esta creencia por miedo
a que me confronten. Otras veces me parece que ellos no tienen que meterse en
mis asuntos.
2.
Preocuparme acerca de la sobriedad de
los otros en lugar de acerca de mi sobriedad. Dejo de preocuparme acerca de mí sobriedad
preocupándome más acerca de la sobriedad de los demás. Juzgo en mi interior las
actuaciones de mis amigos y sus programas de recuperación. Guardo estos juicios
para mí mismo y no hablo
acerca de ellos. A esta conducta se le conoce como, "trabajar el programa
del otro."
3.
Actitud
defensiva. No me siento dispuesto a
discutir mis problemas personales y lo que estoy haciendo en mi
programa de recuperación
porque tengo miedo de que me critiquen o confronten. Me siento aterrado, con miedo, y a la defensiva cuando otras
personas me hacen preguntas acerca de mi programa de recuperación o
señalan cosas acerca de mi recuperación que no quiero ver. Tiendo a ponerme a
la defensiva aun cuando no es necesario
estar a la defensiva.
4.
Conducta compulsiva. Comienzo
a emplear conductas compulsivas para mantener mi mente lejos de cuan mal me
estoy sintiendo. Me enredo en patrones de pensamiento y conductas viejas,
rígidas y
auto derrotistas. Tiendo a hacer las mismas cosas una y otra vez sin ninguna razón válida. Trato de controlar las conversaciones, ya sea hablando mucho o no hablando del todo. Comienzo a trabajar más de lo que necesito y me involucro en muchas actividades. Otras personas piensan que soy el modelo de recuperación debido a mi gran participación en el trabajo del paso Doce y como coordinador en las reuniones. Comienzo a jugar de terapista o sicólogo en mi grupo de terapia, pero no estoy dispuesto a hablar de mis problemas personales. Evito los contactos casuales o informales con las personas a menos de que yo pueda estar en control.
auto derrotistas. Tiendo a hacer las mismas cosas una y otra vez sin ninguna razón válida. Trato de controlar las conversaciones, ya sea hablando mucho o no hablando del todo. Comienzo a trabajar más de lo que necesito y me involucro en muchas actividades. Otras personas piensan que soy el modelo de recuperación debido a mi gran participación en el trabajo del paso Doce y como coordinador en las reuniones. Comienzo a jugar de terapista o sicólogo en mi grupo de terapia, pero no estoy dispuesto a hablar de mis problemas personales. Evito los contactos casuales o informales con las personas a menos de que yo pueda estar en control.
5.
Conducta
Impulsiva. Comienzo a crearme problemas a
mí
mismo al emplear mal mi discernimiento y al hacer cosas impulsivamente sin pensar bien lo que
hago. Esto suele suceder en períodos de gran estrés. Algunas veces me siento mal interiormente, pero tiendo a poner excusas
y a culpar a otros por mis problemas.
6. Tendencia hacia la Soledad. Comienzo a sentirme mal en la compañía de los demás
y comienzo a pasar más
tiempo sólo. Generalmente tengo buenas razones y excusas para mantenerme
alejado de las demás personas. Me comienzo a
sentir solo. En lugar de enfrentarme a mi soledad buscando como estar con otras personas, me vuelvo más compulsivo en hacer
cosas sólo.
FASE IV. Generación de la crisis.
Durante esta fase, comienzo a tener problemas en mi
sobriedad los cuales no entiendo. Aun cuando quiero tratar de resolver estos
problemas y trabajar duro en eso, aparecen dos nuevos problemas por cada
problema que logro resolver. Las señales de alerta más comunes son las
siguientes.
1. Visión de Túnel. Comienzo a pensar
que mi vida está hecha de partes separadas y sin relación la una con la otra. Me concentro en una pequeña
parte de mi vida y bloqueo todo lo demás. Algunas veces me concentro solamente
en las cosas positivas y bloqueo o ignoro las negativas. De esta manera puede
llegar a creer erróneamente que todo está bien cuando en realidad no lo está.
Otras veces veo solo lo que está mal y lo inflo fuera de toda
proporción. Esto me hace
sentirme como si nada me estuviera saliendo bien, cuando en realidad existen muchas cosas positivas en mi vida. A
consecuencia de esto pierdo de vista la visión del todo o no puedo ver
como lo que hago en una partde de mi vida puede causarme problemas en otras
partes de mi vida. Así cuando surgen problemas no sé qué está pasando. Llego a
creer que la vida es injusta y que no tengo ningún poder para hacer nada acerca de ello.
2.
Depresión menor:
comienzo a sentirme deprimido, abatido, sin entusiasmo y sin emociones. Me falta energía, tiendo a
dormir mucho, y rara vez me siento bien o lleno de vida. Soy capaz de salir de
estos estados de
ánimo ocupándome en otras cosas y no hablando acerca de la depresión.
3.
Pérdida de la
capacidad de hacer planes constructivos. Dejo de planear a futuro y de
pensar en mis próximos pasos. Comienzo a pensar que el eslogan, "un día a
la vez" significa que no debo pensar en mi futuro. Pongo menos y
menos atención a los detalles. Me siento sin entusiasmo. Mis planes se basan
más en como deseo
que sean las cosas que en la realidad, como son las cosas realmente. A consecuencia
de esto hago planes que no son realistas y dejo de poner atención a los
detalles para implementar estos planes.
4.
Mis planes
comienzan a fracasar. Mis planes
comienzan a fracasar y cada fracaso produce nuevos problemas. Tiendo a sobre
reaccionar o manejar mal cada problema de modo que creo un problema nuevo y más serio.
Comienzo a tener la misma clase de problemas con el trabajo, los amigos, la
familia y el dinero que solía tener cuando estaba en la actuación o consumo. Me
siento culpable y lleno de remordimientos cuando tengo estos problemas. Trabajo
duro tratando de solucionarlos, pero parece que algo siempre va mal y crea un problema más
grande y deprimente.
FASE V: inmovilización.
Durante
esta fase, me siento atrapado en un río interminable de problemas inmanejables y
siento que ya no puedo más. No puedo comenzar a hacer las cosas que se que debo
de hacer.
1.
Soñar despierto y
pensamiento escapista. Me es más difícil concentrarme o pensar. Tengo
fantasías de escape
o de "ser rescatado" de todo esto por un evento poco probable. El
síndrome de "si tan solo" se hace más común en mi conversación.
Comienzo a soñar despierto y desear cosas que quiero sin hacer nada para conseguirlas.
2.
Sentimientos de
que nada tiene solución. Comienzo a sentirme como un fracasado que
nunca será capaz de
hacer nada bien. Los fracasos pueden ser reales o imaginarios. Exagero los
pequeños problemas y los
inflo fuera de toda proporción mientras no puedo ver lo sí estoy haciendo bien. Comienzo a creer que "he tratado de hacer lo mejor que pude y mi recuperación no está funcionando".
inflo fuera de toda proporción mientras no puedo ver lo sí estoy haciendo bien. Comienzo a creer que "he tratado de hacer lo mejor que pude y mi recuperación no está funcionando".
3.
Deseo inmaduro de
ser feliz. Tengo un vago deseo de ser
feliz o de que las cosas funcionen, pero no hago ningún
plan para que estas cosas sucedan. Quiero ser feliz pero no tengo ninguna idea
de que puedo hacer
para alcanzar la felicidad. No estoy dispuesto a trabajar duro o a pagar el
precio de la felicidad que quiero. Comienzo a desear que algo mágico suceda que
me rescate de mis problemas
FASE VI. Confusión y Sobre
reacción.
Durante esta
fase tengo problemas para pensar con claridad y manejar mis
pensamientos, sentimientos y acciones. Soy irritable y tiendo a sobre
reaccionar ante pequeñas cosas. Las señales de alerta más comunes son las
siguientes.
1. Dificultad para pensar con claridad. Comienzo a tener problemas para pensar con claridad
y resolver problemas simples. Algunas
veces mi mente se acelera y no la puedo parar y otras veces parece cerrarse o ponerse en blanco. Mi mente tiende a divagar y tengo
dificultades pensando acerca de algo por más de unos pocos minutos. Me
siento confundido y tengo problemas en pensar como algo está relacionado o
afecta a otra cosa.
También tengo problemas al decidir qué es lo próximo que tengo que hacer para
manejar mi vida y recuperación.
A consecuencia de esto tiendo a tomar malas decisiones que no hubiese tomado si
hubiera podido pensar claramente.
2. Dificultad en manejar sentimientos y emociones. Comienzo a tener dificultades en
manejar mis pensamientos y emociones. Algunas veces sobre reacciono emocionalmente.
Otras veces me siento
emocionalmente vacío y no puede decir que es lo que estoy sintiendo. A veces me siento raro o tengo sentimientos locos por ninguna razón. Comienzo a pensar que me puedo estar volviendo loco. Tengo variaciones fuertes en mi estado de ánimo y periódicamente me siento deprimido, ansioso y temeroso. Como resultado de esto no confió en mis sentimientos y emociones y a menudo trato de ignorar los, medicarlos u olvidarme de ellos. Mis variaciones de estado de ánimo me comienzan a causar nuevos problemas.
emocionalmente vacío y no puede decir que es lo que estoy sintiendo. A veces me siento raro o tengo sentimientos locos por ninguna razón. Comienzo a pensar que me puedo estar volviendo loco. Tengo variaciones fuertes en mi estado de ánimo y periódicamente me siento deprimido, ansioso y temeroso. Como resultado de esto no confió en mis sentimientos y emociones y a menudo trato de ignorar los, medicarlos u olvidarme de ellos. Mis variaciones de estado de ánimo me comienzan a causar nuevos problemas.
La dirección que aparece en esta publicación, no existe.
ResponderEliminarSi desea saber como asistir, favor escribir a saacostarica@gmail.com